martes, 26 de febrero de 2008

Publicado en El Buen Habano.com de José SanCristóbal en su blog Desde La Habana

Dice un dicho español poco explicado: de ilusión también se vive. Tal vez se refiera a la posibilidad que tiene alguien de continuar una triste existencia gracias a una quimera. Buena muestra de ello es ‘El coronel no tiene quien le escriba’ de Gabriel García Márquez, fumador de habanos y visitante habitual de Cuba, en el que un ex-militar espera que algún dia le llegue por correo su pensión.
Davidoff lo ha dicho ahora explícitamente: quieren volver a Cuba cuando acabe el regimen de Fidel Castro. ¡Caramba! que visión. Davidoff abandonó la isla cuando consideró que la calidad de sus puros había caído. Años más tarde Altadis, a punto de desaparecer como ente independiente, compró el 50% de Coroporación Habanos para darle la vuelta al calcetín: ha conseguido la vuelta a la calidad y una mentalidad más capitalista.
Entre tanto, Davidoff sigue intentando vender esos suaves cigarros con aspecto y precio de lujo. Fabricados en República Dominicana, sus puros sólo convencen por su gran aspecto visual: cuando la llama prende, todo se viene abajo. El 54% de su producción se vende en Estados Unidos, donde no se pueden comprar legalmente tabacos cubanos.
Davidoff es hoy más conocido por sus perfumes y cigarrillos que por los puros que tanta fama le dieron cuando procedían de Cuba. ¡Si Zino levantara la cabeza! Precisamente su marca de cigarrillos está licenciada a Imperial Tobacco, la ahora propietaria de Altadis y por tanto del 50% de Corporación Habanos. Esta unión podría explicar la vuelta algún dia de los tabacos de las vegas cubanas a los puros de Davidoff. En ese caso, sus responsables tendrán que tragarse muchas de las frases que han largado en los últimos tiempos.
Por cierto, entre las soserías que expresó el director de Desarrollo y Producción de Davidoff, René Hollenstein, en Santo Domingo se encuentra la petición que hace a Altadis para que suba sus precios en España, para poder subir también los suyos. En fín, un amigo del buen fumador.
De todas formas, Hollenstein explicó que la vuelta a la isla se hará de forma gradual: cuatro o cinco años después de que Castro haya muerto. Largo me lo fiáis.

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